*NOTA*: Este relato es un ejercicio de cambio de narrador. Primero se escribió "Llamadas perdidas" consistente en la narración de una anécdota que debía escribir Bea para la clase de su sobrina. "Mi tía Bea" cuenta dicha anécdota desde el punto de vista de la sobrina.
A mi tía Bea le gusta cantar en la ducha. Conecta el altavoz a la música del móvil y pone canciones de Operación Triunfo. Ella canta muy dulce porque tiene voz de gatito.
El
otro día, estando en la ducha, la llamaron por teléfono, pero no lo
cogió porque quería seguir cantando. Luego alguien muy pesado llamó
otra vez y mi tía pensó que era mi madre porque ella es muy pesada
y a veces le manda que me recoja del cole, aunque a mí me
gusta que me recoja mi tía Bea porque me lleva la mochila y me deja
que haga volteretas.
Cuando
ya se había puesto la mascarilla en el pelo llamaron otra vez. Salió
de la ducha con los pegotes de mascarilla y como ya habían colgado
vio que no era la pesada de mi madre y decidió llamar ella. Le
contestó un señor extranjero que no hablaba muy bien español y le
dijo que quería hacerle un regalo y que "nesesitaba" su
dirección. Como mi tía está siempre muy enfadada porque le llaman
mucho los de Orange y Movistar y a veces la despiertan de la siesta,
le dijo al señor que no quería ningún regalo, que ya no era
pequeña ni se chupaba el dedo. Entonces colgó y quiso poner una
queja llamando a los otros números, pero le saltó el contestador
diciendo que eran Melchor y Gaspar. Y luego mi tía se dio cuenta,
mientras se enjuagaba el pelo, ¡que el señor con el que habló se
llamaba Baltasar y que ella no había querido darle su dirección!
Así que salió corriendo de la ducha, pero, como estaba todo mojado,
se resbaló y se hizo una brecha en la cabeza. Llamó, con la sangre
chorreando y todo, a emergencias y hasta que llegaron estuvo llamando
a los Reyes Magos, pero ya no contestaba ninguno y decía una voz que
esos números ya no existían.
Los
médicos le quitaron el teléfono y le dijeron que no le habían
llamado los Reyes Magos, que ella creía que sí por el golpe que se
dio en la cabeza, pero que no era verdad.
Aun
así mi tía no se cree lo que dijeron los médicos porque en su
móvil aparecen las tres llamadas perdidas. Y dice que lo peor es que
para este año les había pedido salud, y yo le digo que, el año que
viene, mejor les pida un manos libres para la ducha y así cuando la
vuelvan a llamar podrá contestar sin hacerse una brecha.
Ja, ja, ja... ¡Qué bueno, Alma! Mal año parece presentársele a la pobre Bea. A veces, entre tanta llamada chorra, nos dejamos justamente la importante. Muy divertido. ¡Saludos!
ResponderEliminarEste relato consistía en un ejercicio de redacción donde la sobrina debía narrar el relato que previamente había escrito su tía, por eso "Llamadas perdidas" (https://cachitosdealmagatuna.blogspot.com/2019/01/llamadas-perdidas.html) cuenta la misma historia, pero desde el punto de vista de la protagonista.
ResponderEliminarA mí no me han llamado nunca los Reyes Magos, pero como bien dices, ¡¡cuántas veces, entre tanta llamada chorra, me he dejado justo la importante!!
Muchas gracias por visitarme y dejarme unas letras.
¡Un abrazo, David!
Jaja, muy graciosa! Y me imagino a los paramédicos mientras la tía Bea decía que la llamaron los Reyes Magos...
ResponderEliminar¡Gracias, Jora!
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