lunes, 7 de octubre de 2019

AÚN CREO EN LA MAGIA


El día de San Patricio se dio bien. Llegué a casa tan borracho que me quedé dormido en el sofá con aquel enorme y horrible sombrero puesto y mi pajarita verde estrangulando mi cuello.


—Buenos días, señor. ¿Desea que le sirva café en el desayuno o prefiere un zumo de naranja con ibuprofeno?

El susto palió los efectos de la resaca. Al intentar incorporarme caí de bruces contra el suelo. Estaba prácticamente desnudo y atado de pies y manos. Le grité mientras que una arritmia de infarto golpeaba mis costillas.

—¿Qué quiere? ¡Lléveselo todo, pero no me haga daño!

—Como desee —dijo llevándose la bandeja con fruta y tostadas, camino de la cocina.

—Oiga, no tengo dinero. Tengo un trabajo precario. ¡Se lo juro! Por favor, llévese la televisión, el ordenador...

La mujer salió de la cocina con el cuchillo de trinchar y se dirigía hacia mí con el gesto impertérrito.

—¡No, por favor! ¡Se lo ruego! ¡Coja mi teléfono! ¡¡Mi... mi coche, las llaves están ahí!! Y en mi cartera seguro que hay algo de dinero... ¡La tarjeta! ¡Llévese la tarjeta! ¡¡La clave es 9013!! ¡Por favor! ¡No, no lo haga, nooooo!



Desperté solo, tumbado en mi cama. En la mesilla descansaba el sombrero y mi pajarita. 
Oí unos pasos acercarse y, aunque ya no estaba atado, tuve miedo. 

La puerta se entreabrió y tras ella asomó el rostro de Brenda.

—Hola —susurró—, ¿te encuentras mejor?

—¿Sigue aquí?, ¿te ha hecho daño?

—Vamos... ¿En serio has creído que...? Es la última vez... La cosa ha ido demasiado lejos.

—¿De qué estás hablando?

Tragó saliva y aspiró hondo.

—Tu pajarita verde no es mágica. Me enternecía que siguieras creyéndolo, pero, por el amor de Dios, Víctor, ¿cómo puedes ser tan ingenuo? ¡Tienes cuarenta años! Tenía que haberla hecho desaparecer, como cuando deseaste un descapotable.

Confundido, cogí la pajarita y me la puse.

—Pero...

—¡Pero nada! Esta vez al ponértela volviste a susurrarme al oído el deseo que acababas de pedir. Una noche de sexo desenfrenado y el desayuno servido a la mañana siguiente. ¿Lo recuerdas? Tu borrachera fue de aúpa y yo tenía que irme a trabajar, así que le pedí el favor a una compañera del gimnasio.

—¡Pero si quiso acuchillarme!

—¿Acuchillarte? Solo cortó las cuerdas. Te até antes de irme para aparentar una noche de lujuria. No hay magia. Siempre he sido yo, ¿entiendes?

—No me digas que... entonces...


Me entristecí...

Se entristeció...

Nada nos excitaba más...



Dos horas después, extasiado y exhausto, fui hasta la cocina y allí seguía la bandeja con el desayuno.

Sonreía mientras me desabrochaba la pajarita. 





(Relato participante en El Tintero de Oro)

19 comentarios:

  1. ¡Qué fantástica locura, Alma! Una situación surrealista, o quizá no tanto que en asuntos del sexo cada uno tiene sus fantasías. Un relato que atrapa de inicio, te asombra después y te deja con una sonrisa. No se puede pedir más. Un abrazo!

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    1. Muchas gracias, David. Tan amable como siempre.
      ¡Un abrazo!

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  2. Hola Alma Gatuna. Desde luego, lo que sí que es mágico es el ritmo que has logrado imprimir a tu relato; los diálogos chispeantes y fluidos, las exclamaciones tan bien puestas cuando corresponde “alzar la voz, la descripción del personaje masculino, se visualiza con claridad su atuendo, su pajarita verde apretando el cuello… con pocas palabras nos has puesto en situación, con el plus revelador del final. Jugando con las diversas situaciones imaginativas del sexo ¿Se puede pedir más?

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    1. Hola, Tara. ¡Qué bueno que hayas visto todas esas virtudes en mi relato!
      ¡Muchas gracias por pasarte y dejarme tan motivador comentario! Os debo una visita que voy con mucho retraso.
      Un abrazo.

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  3. Te felicito, Alma gatuna, porque has sabido construir hábilmente la trama, utilizando giros que suben el ritmo tan chispeante, buen uso del diálogo intentando despistar al lector, en una primera lectura, de ahí que haga falta una segunda lectura para captar "el juego" entre sueño y realidad, hasta descifrar esos "guiños" cómplices entre ambos protagonistas, que felizmente han cumplido su fantasía sexual.
    Saludos.

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    1. Hola, Estrella. Pues no estoy segura de que se entienda claramente. En realidad en el juego no intervienen los sueños sino la magia. Me alegra que te hayan parecido buenos los diálogos y el ritmo. ¡Tenía mis dudas!
      Me queda pendiente pasar a leerte.
      Muchas gracias y un abrazo.

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  4. Felicitaciones, Alma. Me encantaron las aventuras y desventuras de tu protagonista.Tu historia es muy original y llena de humor. A lo que sumas escritura pulcra.

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    1. ¡Ay! ¡Gracias, Beba! ¡Qué ilusión verte por aquí! Espérame por tu casa que pasaré en breve a echar una ojeada.
      Se te echa de menos por RC.
      Un abrazo fuerte.

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  5. Al fin y al cabo, la pajarita cumplió su misión. Algo mágica era, eso es seguro.
    Una situación de lo más surrealista. Y divertida. Un abrazo enorme, Alma.

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    1. Muchas gracias, Bruno. Qué alegría saber que se ha entendido (no las tenía todas conmigo). Me alegra que te haya divertido. Pasaré a leerte en estos días.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. Aquí la pajarita fue el hada madrina del cuento,obró el milagro por un momento.
    Una historia rocambolesca y divertida Alma.
    Un abrazo
    Puri

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  8. Buen relato. La magia del dominio de la escritura y sus herramientas. Me gustó mucho. Bien llevada la trama con cambio de situación inicial sin moverse del escenario.Gracias

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    1. Muchas gracias a ti, Javier, por tu lectura y tus palabras.
      Un saludo.

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  9. Hola, Alma.
    Podría decirse que la pajarita cumplió con su objetivo mágico, tenga poder o no; el final así lo demuestra, :)
    Una trama con diferentes giros, y todos con una historia propia. Genial.
    Un abrazo.

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  10. Un buen escenario que seguido nos deja elucubraciones tratando de adivinar que pasa en realidad, ¿paranoia, efectos de la borrachera, alucinaciones por estupefacientes, o ladrones?

    Que despistada, era tan distinta la realidad, ja, ja. Obviamente la de ella, la de él sigue siendo pura magia.

    Muy original y bien contado, con todas las de la ley. ¿Por casualidad usaste esa pajarita verde?

    Un gusto leerte, Alma gatuna.

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  11. Pues la pajarita no la he usado nunca, pero sí otros objetos mágicos. Jamás desvelaré cuáles son, no vaya a ser que alguien nos esté escuchando ¡y decida apropiárselos!
    ¡Gracias, Harolina!
    Un abrazo.

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